Debe romperse con un palo, que representa la fortaleza y fuerza de Dios con la que alguien, por ensayo y error y con los ojos vendados, en representación de la fe ciega en Dios, la quebrará. Al romperse, la caída de los dulces y las frutas representa las recompensas y dones que, por vencer al pecado, reciben todos los participantes.