La obra más destacada de Max Ernst son sus novelas-collage, “La Femme 100 têtes”, “Rêve d’une petite fille qui voulut entrer au Carmel” y “Une semaine de bonté” en las que, armado con unas tijeras, recortó, utilizó y desmenuzó las populares novelas folletinescas del siglo XIX convirtiendo lo que era entretenimiento en subversión. En estas novelas, Ernst denuncia el poder cruel de la autoridad establecida, muestra la superioridad de la naturaleza en la fuerza del agua que invade y arrasa con cascadas y corrientes; plasma un infierno burgués adornado, lujoso y acomodado donde viven los reptiles, y usa máscaras en escenas que recuerdan los instintos básicos del ser humano.