En la evolución de la psicometría, y en particular en el campo de la medición de la inteligencia, hay que destacar las aportaciones de Charles Spearman, que propuso en 1927 la distinción entre un "factor g" (factor general), común a todas las pruebas de medición y presente en cualquier tarea intelectual, y un "factor s" (específico), asociado a cada operación en particular. L. L. Thurstone dio un paso más en la distinción de Spearman al identificar en 1934, con la ayuda de las técnicas estadísticas de análisis factorial, siete aptitudes primarias incluidas en la inteligencia: comprensión verbal, fluidez verbal, aptitud numérica, visualización espacial, velocidad perceptiva, memoria y razonamiento. Ello llevó a Thurstone a concebir la inteligencia como una combinación de varias capacidades distintivas; de este modo, el factor general "g" debe entenderse como factor secundario, detectable únicamente gracias a las correlaciones entre las aptitudes primarias.