Oh, entiendo.
Era extraño, definitivamente se veía diferente a su habitual y cotidiana apariencia.
Para empezar, Gaara era guapo, pero añadiendo el atuendo azul oscuro que había sido traído de otro país, ciertamente le daba un brillo especial.
Sus zapatos eran de cuero y estaban bien pulidos. Tenía indiscretas placas de hierro al pisar. Había pequeñas shuriken en el pin de su corbata y los puños, pero no arruinaban el aspecto en general.
Era, en efecto, una fina figura de un hombre.
“Muy bien, aquí vamos.” asintió Temari, mirándolo contenta. “Bueno, esto podría ser lo último que puedo hacer como hermana para ti, así que trata de no pensar en ello como un tormento ¿de acuerdo?”
El pensar que Temari había hecho todo con ese pensamiento, hizo que Gaara se sintiera feliz.