“Te ves bien” dijo Kankuro, tendiéndole una copa llena de vino y un poco de pan tostado. Gaara chocó torpemente su copa -llena de té helado- contra la de su hermano.
“No estás bebiendo el mismo alcohol de siempre ¿no?”
“empaña mi juicio, obstaculiza mi habla. Es también una carga para mis órganos internos. No entiendo porqué tu quieres beber.”
“Bueno, en un momento así, tu sabes” Kankuro sonrió irónicamente, alzando el líquido ámbar hasta que no quedó más en el vaso.
“La gente siente el impulso de hacer cosas que saben que no les hace ningún bien.”
“…es verdad.”
Eso era algo que Gaara entendía, no era un niño que niega este hecho.
Por lo menos, sabía que no estaba calificado para criticar las acciones irracionales de otros, considerando que solía ser alguien quien mataba a quien se encontraba en su camino.