Forubin está gritando en voz alta, tratando de resolver los malentendidos de los alterados habitantes. Ellos no sabían que Hajime fue marcado como hereje, y se relajarán una vez que el Obispo les explique las cosas, o eso pensaba.
De hecho, las palabras del Obispo de la iglesia Seikyo causaron que los habitantes dejen de tirar piedras y se mirasen los unos a los otros en confusión.
Esta vez, Randzi habló con dignidad.
“Mi querido pueblo. ¡Escuchad! Se me acaba de informar que el oasis fue purificado. Nuestro oasis ha sido devuelto a nosotros a través de los esfuerzos de Hajime. Así como las tierras contaminadas. Y los cultivos. Ellos utilizaron su purificación para devolver a Ancadi a la forma en la que estaba. También me trajeron de vuelta a Ancadi. Tomad la decisión con vuestra propia mente. Mantened nuestro héroe que salvó a la nación, o volveros contra él. ¡Yo decidí mantenerlo!”
El Obispo intentó burlarse del discurso de Randzi, “En esas vacías palabras, no hay ninguna razón para ir en contra de su majestad o la iglesia”, sin embargo, su sonrisa de burla cayó lentamente.
La intención de los habitantes fue mostrada en forma de lapidación.
“Y yo, a….” Las palabras del Obispo apagadas por los golpes de las piedras contra las armaduras.
“¡Deja de decir tonterías, esta es una cuestión de vida o muerte!”
“La iglesia no ha hecho nada. ¡Sin embargo, vuestra locura quiere hacer daño al apóstol que nos ayudó!”
“¿Qué es un hereje de todos modos? ¡Estáis abusando del término!”
“¡Deben haber sido herejes los que autorizaron esto!”
“¡Defended a Kaori!”
“¡Larga vida al señor!”
“¡Kaori, me dedico a ti!”
“¡Vamos a empezar el club de fans de Kaori!”